lunes, 27 de diciembre de 2010

ESCRITO EN LA PIEL DE UNA RAYA

En el cuerpo del extraño se siluetean flores
apenas un trazo, un rasguño los pétalos
luego violados como motores
¡Violetas!
Si, pero carnívoras
que nada esperan para abrir en su complexión
los escapularios babeantes de sus bocas que golpean desde adentro
¡El trueno!
Con sus dientes de acero
flexibles
Lamparones de ácido
que inutilizan cualquier cosa que el extraño pretenda ponerse
A veces las bocas simplemente se pelean
como mastines, unas con otras
y el sujeto baila con la gracia de un espástico
Vive cubierto de toda clase de enfebrecidos insectos que lo pretenden
y se entregan a la disolución en holocausto
caen en los toboganes encerados de sus orejas
hacia los jugos gástricos que reemplazan su cerebro
Lo nutren por goteo
lo sostienen
en el aire
como esporas locas de amor en un aplauso
Los ojos aún le sirven para mirar el cielo incomprensible

Y los sesos mandan un torrente de energía azul
remanente
A su pija que busca como el bastón de un ciego
la oculta carnadura de los espárragos
A veces simplemente juega a aguantar la corrosión
hundiéndola hasta la virola en uno de esos agujeros violeta que lo minan
Cada uno con una estrella adentro
En sueños el tae-kwondista entrena con su bolsa de conchas
las patea hasta transformarse en un caballo de carreras
agotado de muerte
las exprime
y con su jugo salado, marítimo, se refala
cae
se rompe la cabeza
Con la última sangre, la primera, no escribe un poema
¡Este!
Dibuja mejor la sonrisa de su madre
atravesada por la verija del extraño
En cada depresión en los infinibles playones del silencio
anida una cucaracha
Los sonidos de tus pasos que o vienen o se alejan
son la eclosión de los huevos que esta deja
en el cascarudo maple de mis labios.

No hay comentarios:

Publicar un comentario